La Casa de los espejos
Cerca del Castillo de Chapultepec, en México, está la casa de los espejos. Cuando entras en ella, puedes verte en distintos espejos, cada uno de los cuales refleja una imagen distinta de ti.
En algunos te verás más alto, en otros más bajo de estatura, más gordo, con un rostro enorme... En todos los casos, sabes que el espejo refleja una imagen deformada de ti. Con frecuencia acabas muerto de risa después de entrar a uno de estos lugares.
En la vida real, tu convives a diario en la casa de los espejos. Día a día, te encuentras con personas que te dan un reflejo distorsionado de ti pero, lejos de reírte, eso te afecta, porque crees que las opiniones que te dan son verdaderas. Pregúntate si a lo largo de tu vida, has coleccionado las imágenes distorsionadas que los demás tienen de ti y las has adoptado como ciertas, teniendo una autoimagen que no cuadra en absoluto con la persona que realmente eres.
Piensa por un momento si tienes alguna inseguridad por un reflejo distorsionado que alguien te dio. La única persona que sabe como eres... ¡Eres tú!
Las opiniones de los demás, están deformadas por su propia manera de ser y ver la vida. Lo más sano es escucharlas y reírse, de la misma forma que lo haces cuando estás en una casa de los espejos.
Por otra parte, tu mismo eres un espejo. Día a día, das opiniones a los demás acerca de como los ves, en su físico, en su persona, etc. ¿Cuántos reflejos positivos das a los demás a lo largo del día? Por alguna extraña razón, solo abrimos la boca para decir cuando algo no nos gusta. Es raro que le demos un reflejo positivo a alguien.
Los reflejos que das a los demás pueden impactar profundamente su vida. A Alejandro Magno, sus padres le mintieron. Le dijeron que ellos no eran sus verdaderos padres, que era hijo de Zeus. Ese reflejo distorsionado que le dieron, fue tan impactante, que actuó como si fuera hijo de un dios y llegó a ser el conquistador que todos conocemos.
Por otra parte, un amigo me contó que su madre siempre le decía que si no estudiaba acabaría siendo un mensajero ¿Qué crees que era cuando lo conocí? ¡Exacto, un mensajero!
Recuerda ser ciego para encontrar defectos y tener ojo de águila para descubrir lo mejor de los demás.
Olvida los reflejos de espejos empañados que los demás ofrecen de ti. Si tú sabes quien eres, puedes reírte de esas imágenes.
Y procura dar reflejos de oro a los demás, cuando se miren en tu espejo.
Vive el momento
Imagínate que existe un banco, que cada mañana abona en tu cuenta la cantidad de 86.400 €.
Ese extraño banco, al mismo tiempo, no arrastra tu saldo de un día para otro. Cada noche borra de tu cuenta el saldo que no has gastado. ¿Qué harías? Imagino que retirar todos los días la cantidad que no has gastado, ¿no?
Pues bien: cada uno de nosotros tenemos ese banco; su nombre es tiempo. Cada mañana, este banco abona en tu cuenta personal 86.400 segundos. Cada noche ese banco borra de tu cuenta y da como perdida cualquier cantidad de ese saldo que no hayas invertido en algo provechoso. Ese banco no arrastra saldos de un día a otro; no permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tu saldo durante el día, tu eres el que pierdes.
No puedes dar marcha atrás. No existen cargos a cuenta del ingreso de mañana: debes vivir el presente con el saldo de hoy. Por tanto, mi consejo es que debes invertir de tal manera, que consigas lo mejor en salud, felicidad y éxito. El reloj sigue su marcha; consigue lo máximo en el día.
Para entender el valor de un año, pregúntale a algún estudiante que repitió curso.
Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbro a un bebé prematuro.
Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.
Para entender el valor de una hora, pregúntale a los amantes que esperan para encontrarse.
Para entender el valor de un minuto, pregúntale al viajero que perdió el tren...
Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que estuvo a punto de tener un accidente.
Para entender el valor de una milésima de segundo, pregúntale al deportista que ganó una medalla de plata en las olimpiadas.
Atesora cada momento que vivas; y ese tesoro tendrá mucho más valor si lo compartes con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo...
Y recuerda que el tiempo no espera por nadie.
Busca dentro de ti
Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas mas exteriores y materiales.
Dentro de ti está siempre el secreto, dentro de ti están todos los secretos.
Aún para abrirte camino en la selva virgen, aún para levantar un muro, aún para tender un puente, has de buscar antes, en ti, el secreto.
Dentro de ti están tendidos ya todos los puentes, están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos. Todas las arquitecturas están ya levantadas, dentro de ti.
Pregunta al arquitecto escondido, él te dará sus formulas. Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta.
Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñara lo mejor de todas las formulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas.
Y acertarás constantemente, puesto que dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos...
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